El Cascarrabias

En la vida civil no digo tacos, soy muy amable, mantengo la ética y el estilo hasta límites rayanos con la estupidez. Es el momento en que necesito desfogarme. Así, nace el gran cascarrabias. El gran cascarrabias o de como la vida moderna nos hace decir tonterias. Estas son las mias, dichas para mi mismo. Si te gustan, de acuerdo. Si no, pues tambien. Y si me insultas, tu más. Hago mia la frase de W.C. Fields: "Dicen que soy xenófobo. Se equivocan: odio por igual a todo el mundo"

viernes, 9 de febrero de 2007

Con esa cara, no se puede ser feliz

Querida ministra, ya se que nadie es responsable de tu cara, que tu no tienes la culpa... pero no nos lo hagas pagar a nosotros, humildes siervos que a tus pies quieres ver postrados.

En la vida civil soy profesor de una universidad cuyo nombre omitiré para evitar que los gusanos y enanos de siempre se encarguen de babearme por mancillar a la institución usando palabras gruesas (¡gilipollas, eso es que sois un atajo de incultos que nunca ha leido a Quevedo!)

Pues bien, como profesor me siento perseguido, acosado, acogotado por esa ministra de cuota, prueba palpable de que se puede ser igual de tonto y perverso con pene o sin el. Y no digo con tetas o sin ellas, porque en este caso sería una exageración notoria. (Animus jocandi, señoria, que no quiero humidificar mis huesos en prisión en alguna cheka rediviva, que si, que uno cree en la igualdad de géneros y esas cosas: fijese si creo, que pienso que se puede ser igual de estupido siendo hombre o mujer)

Que jodido nos lo pones tu y tu colla de titulares de universidad pata negra a los humildes curritos que queremos hacer carrera docente sin tener que lamer los zapatos a nadie. Que triste es que si no medras en un gran partido, no seas más que una mierda de perro pisada en la acera. Cuanto ladrillo con título adosado tenemos que ver pasar para arriba por el empuje tuyo o el de los de la trinchera de enfrente, mientras solo podemos aspirar a no tener que pagar nosotros la vaselina que con nosotros se emplee.

Dicen malas lenguas que el olvido vino de la mente gris de ZP para cuestiones de universidad, Peces Barba, rector (no magnífico, el último rector magnífico que hubo en España se llamaba Unamuno) y en su dia defensor de etarras en el tardofranquismo. Se ve que los profesores somos una especie más despreciable que los putos etarras de los cojones.

Lo único bueno de tener ministra en vez de ministro es que el abanico de tacos que podemos emplear pensado en ella, es mayor.

Y encima, un monton de capullos aun agradecen la reforma, dicen que no hay que movilizarse y que hay que aceptar las normas del juego, que son buenas, fenomenales y chupis. Pelotas de los cojones y de la mierda... si fuera ministro del interior os montaba una redada para vosotros solitos, para que aprendierais a disfrutar de la autoridad.

Ya, ya me he desahogado. Que nadie, salvo los que se sientan aludidos, se sientan aludidos. Quien tenga la conciencia tranquila, sabe que no va por ellos. Y quien no la tenga... ¡va por vosotros!

Por cierto... lo de ministra no esta nada claro... pasen y vean, vean el organigrama que del ministerio cuelga (haz click para ampliar)

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