Mi niño
Cuando hace años me dijeron que tenía la fecha de caducidad impresa en el culo, uno de mis primeros pensamientos fue "No tendré hijos. Y si los tengo no los veré crecer". Pasó el tiempo y me atreví. Dos niños.
Mi hijo pequeño, a que negarlo, es ese pequeño hilo que sujeta mi cordura, lo que evita que compre un arma en el mercado negro y me líe a tiros con los políticos, por ejemplo.
Mi niño pequeño tiene una delicada salud de hierro. Hoy, nos ha dado otro susto. Hoy, está en el hospital. Y yo aquí, porque no me dejan estar con él, solo permiten un adulto por niño. Creía que era fuerte, pero cuando le he explicado que se quedaba en el hospital y que mañana no podía ir a la fiesta de fin de curso, cuando he visto dos lágrimas como puños que resbalaban por sus mejillas, él intentando no llorar sin conseguirlo, yo rompiéndome por dentro, he tenido que pegarle un puñetazo a mis pensamientos para que se callaran.
Tengo una Fe grande, en Dios y en la ciencia, pero mucho mayor, claro, en Dios. A Él ruego y rezo sin lograr encontrar ese consuelo que debería tener ya.
Dicen que los verdaderos hombres si lloran. Yo debo ser muy, muy hombre, porque hace tiempo que no puedo dejar de llorar.
Etiquetas: mi casa: que pasa
2 comentarios:
En el primer comentario que dejo en tu blog, he de decirte que te comprendo a la perfección. Yo también soy padre de dos hijos pequeños y uno de ellos ha tenido que quedarse ingresado alguna que otra vez. Es duro, pero la FE reconforta. Es la mejor arma que tenemos para luchar frente a este tipo de adversidades.
Espero que lo de tu hijo no sea nada y lo tengas pronto dando batalla en casa.
Un saludo.
Gracias, Rafa.
Seguimos en la lucha.
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