El Cascarrabias

En la vida civil no digo tacos, soy muy amable, mantengo la ética y el estilo hasta límites rayanos con la estupidez. Es el momento en que necesito desfogarme. Así, nace el gran cascarrabias. El gran cascarrabias o de como la vida moderna nos hace decir tonterias. Estas son las mias, dichas para mi mismo. Si te gustan, de acuerdo. Si no, pues tambien. Y si me insultas, tu más. Hago mia la frase de W.C. Fields: "Dicen que soy xenófobo. Se equivocan: odio por igual a todo el mundo"

viernes, 19 de junio de 2009

Cuento divisionario - Sólo las sombras me enseñan a ver




Sólo las sombras me enseñan a ver


Más de media hora, tengo tiempo de sobra para volver a la Kommandantur antes de que aquí se desencadene el infierno. Por estas callejuelas es imposible que nadie me vea, pero debo tener cuidado, porque…

¡No me lo puedo creer!. El españolito que le plantó cara a la Gestapo. ¡Este tío está en todas partes!. Se va a meter en la boca del lobo, algo tengo que hacer.

Lo cojo del brazo y lo arrastro hacia el portal. Tengo que hacer que se vaya

- “Vete. La resistencia va a cazar a todos los alemanes que hoy estén en esa parte de la ciudad”

Sus ojos reflejan una sorpresa infinita, no menor que la mía. Cuando pensaba que iba a salir por piernas, sacó la pistola y me encañonó. Sus palabras retumbaron dentro de mi cabeza.

- “Me vas a disculpar, monada, pero vas a ser tu quien me cuente que está pasando aquí, quien coño eres y de que vas”

Demonios, nos van a pegar dos tiros, uno a este imbécil y otro a mi por querer ir de pimpinela escarlata, tenemos que quitarnos de en medio. Saco de nuevo la llave del portón y nos metemos dentro. Antes de que pueda decir nada, le tapo la boca con mi mano y le resumo la situación. Le digo mi nombre, el ya tiene claro que no soy rusa, y le explico que la resistencia va a hacer saltar el barrio, más que dar una batida por la zona, muy frecuentada por soldados del heer cuando buscan diversión.

Una vez dentro de la casa, el guripa me mira con la misma cara que pondría si le dijese que Churchill acababa de ser madre. Más pasmado se queda cuando se entera de que vengo de Chamberí, que fui una niña de la guerra, separada de mis padres en la bélica España, embarcada y traida a Rusia, bajo la protección del partido, al que siempre he sido fiel. Y aquí, terminé mi formación. Idiomas, psicología, defensa personal, tiro... todo lo que hace falta para usar mi físico perfecto, lo único que no podía darme el comunismo.

- ¿Y esto que se supone que es?, me preguntó aun perplejo.

Riendome al ver su cara le contesté:

- Esto es una casa segura, para evitar patrullas. Y aquí nos quedaremos durante al menos media hora. Escucharemos la señal que nos permitirá salir a escape, no te preocupes

Su cara muestra una mezcla entre duda y furia cuando le explico lo que va a pasar. Cuando le cuento que un comando de la resistencia va a volar el edificio donde ahora se encuentran unos doscientos de su camaradas alemanes. Veo como su mano va a su pistola, no lo esperaba. Creía que disfrutaría del momento conmigo, que gozaríamos mientras a ellos les toca morir... pero a el no parece seducirle esa idea. Me espeta:

- Mira, zorrita, yo no soy del tipo de hombres que se queda tranquilamente pegando un polvo mientras sus camaradas la diñan. O les salvo, o caigo con ellos. Y ahora, en honor a lo que hiciste por mi, déjame salir y no te haré nada.

Me aparto dejando expedito el paso hasta la puerta, pero si cree que va a acabar con los planes de mis camaradas lo tiene claro. Cuando pasa a mi lado le doy uno de esos golpes que tan bien me salían en los entrenamientos y lo dejo inconsciente.. Una vez atado y a mi merced, el divisionario no podrá hacer nada.

Quince minutos. Es de recuperación rápida, este tipo. En un cuarto de hora apenas he tenido tiempo para atarlo. Su lengua es lo más rápido, aun cuando estaba apretando la soga en torno a sus pies alcancé a oir en voz baja, despertando del sopor un "¡Puta!" muy castizo que anunciaba su vuelta al reino de los vivos.

- ¡Desatame, idiota, desatame o será peor!. ¡Desátame o te buscaré aunque te escondas en el mismo culo de Stalin!.

Vamos a aprovechar. Ser buena chica no sirve con determinada gente. Además, este idiota puede ser una fuente de información interesante para saber algunos detalles del cuartel general del orejas o de sus alrededores. Cantará.

Lo que la mayor parte de la gente sabe de la tortura es mentira. No es el dolor lo que provoca que la gente hable, es el hablar lo que les provoca el dolor. Muchos, después de quebrarse no lo habían soportado. Vieron el sufrimiento en los ojos de sus compañeros, de sus seres queridos, y se arrepintieron hasta tal punto de haberles fallado que decidieron irse a montar guardia en el infierno.

Como adivinando mis intenciones me espetó:

-Ahorrate el trabajo, idiota. No se nada de interés, solo soy clase de tropa. Pero aunque supiera algo, no te diría más que mi nombre, graduación y filiación política.

- Eres raro, soldado. Lo que esperaba era un ¿quien eres?. Es lo que siempre preguntan cuando les quito la mordaza. Lo repiten. ¿Que quieres de mi?. Creen que nombrar las cosas les da poder sobre ellas. Estan equivocados. De acuerdo, pero... ¿te gustaría morir?. Las cosas no son tan simples.

Está claro que algo habrá que hacer con este tipo. No puedo dejarlo aqui siempre. Además, está cabreado conmigo y sabe quien soy. Tendría que pegarle dos tiros con su propia pistola y dejarlo tirado como si se hubiera suicidado, pero... la verdad es que el guripa no estaba mal... parece más atractivo que los camaradas del partido, tiene un algo rebelde... y no es tan palo estirado como los germanos. Si me atreviera...

Lentamente la espía se desnudó delante del soldado que se quedó mudo del asombro.

- Pero... pero... ¿pero que vas a hacer?.

- Esta claro, ¿no?. Aquí hace frío y voy a darme una alegría contigo antes de mandarte a rendir cuentas ante ese en el que crees estúpidamente, - le dije irónicamente- si no te importa claro. O si te importa, que tanto me da. Estoy harta de los alemanes, que se creen que te hacen un favor, con ese aire de superioridad. Así que tienes dos opciones, relajarte y disfrutar o obligarme a hacertelo. El que estás jodido, eres tú.

Me miraba con ojos incrédulos. Mientras me desnudaba le vi forcejear infructuosamente. Pero.. ¿quien demonios llamaba ahora a la puerta?. Rápidamente amordacé al guripa y me cubrí lo suficiente para entreabrir la puerta. Se supone que es una zona de casas de citas, así que no desentonaría un cuerpo como el mio a medio vestir aquí si resultaba ser una patrulla alemana.

Al otro lado de la puerta... estaba ella, la judia. ¿Cómo había llegado hasta aquí? ¿Que quería esa niñata? ¿que hacía tan lejos del cuartel español? ¿no se daba cuenta de que se jugaba la vida saliendo sola?. Diantre... afortunadamente no verá al soldado. En ruso, único idioma que esta imbecil debía entender, le dije:

-Hola, Yelena. ¿Que haces aquí?. Eres muy temeraria...

La judía empujó la puerta y entró en tromba. Para ser tan pequeña era endiabladamente fuerte; los nazis parecían tener razón, a fin de cuentas son una raza de esclavos, nacidos para trabajar. Sin embargo, al verme, vi como frenó su ímpetu y se apoyó en la mesa, recuperando el resuello. Seguro que buscaba al español, estos debían tener algun asunto a medias. Pensaría que después de todo, igual se había equivocado de persona, o que tal vez el españolito había encontrado alguien con confraternizar esa noche. Que se joda de celos.

-Masha, que sorpresa verte. No esperaba verte. Seguía a un amigo y le perdí la pista por aquí, por eso llamaba… pero perdona, ya me voy

-¿A un amigo? - mi sonrisa irónica era difícilmente disimulable.

- Bueno, si… a ese españolito que se enfrentó a la Gestapo por mi. Le vi salir y le seguí para darle esto, que hace días guardo para él - dijo, mientras sacaba de su cesta de mimbre una botella de coñac con un toro muy andaluz y demasiado español dando un respingo airado en la etiqueta. Sol del sur embotellado.

Esta niña es tonta -pensó Masha- y además algo zorra y un punto ladrona. Pues no ha robado una botella de sus provisiones para conquistar a ese borrachazo…

Dispuesta a darle largas y a ponerla de patitas en la calle, sucedió. Una voz atronadora se escuchó desde el interior. De alguna manera, ese cabrón se había quitado la mordaza.

-¡A mi la legión! ¡A mi la legión!.

Coño con el españolito, guerrero hasta el final. Y ahora tengo un problema doble, la judía de las narices que me mira con unos ojos abiertos hasta casi salirse de sus orbitas... bah, esto no es un problema. La pistola... la debí dejar sobre la cama o sobre la mesa. No importa, a esta zorra la inmovilizo con mis manos desnudas, y...

Negro. ¿Donde estoy?. ¿Qué ha pasado?. Esa humedad que noto en la cabeza... huele a alcohol, pero tambien... si, es sangre. Esa jodida debe haberme pegado un botellazo en un descuido. Las muñecas... los tobillos... duelen. Me ha atado. Escucho voces.

- En el fragor de la batalla, en lo más crudo del frio invierno, yo seré tu hermana de sangre y tu refugio en el infierno. Te se valedor de lo no escrito, defensor de conductas donde no caben traiciones. Dame causas por las que luchar, dame una Fe en la que creer, una guerra en la que combatir por las últimas banderas junto a ti . - escucho a esa zorra darle carrete al guripa, se lo quiere ligar con labia. La judia parece tener rollo, que poetisa ha perdido el mundo. Mala puta...

- Por la busqueda de la verdad, empeñé mis sueños. Defendí lo no escrito de conjuras y rencores. Te doy mi palabra de caballero de que si, en en el fragor de la batalla, yo también seré tu hermano de sangre. Por hoy nos toca morir, pero mañana volveremos a vernos con las copas hasta los bordes. - Hay que jeringarse con el divisionario, otro poeta. Todos los españoles cuando salen fuera se creen Lorca. Son tal para cual, menuda pareja de idiotas.

- Jodeos. Ahora ya nada podeis hacer. A estas horas el infierno se ha desatado ya y solo cabe recoger los cadáveres.

Tan solo alcancé a escuchar el ruido de la bala cargarse en la recámara de la pistola del español mientras decía...

-No te vayas a engañar. Por un instante, te regalo la eternidad. Adios, puta.

Negro. Fundido en negro. Para siempre.


Próximamente, la tercera y última parte.

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