El Cascarrabias

En la vida civil no digo tacos, soy muy amable, mantengo la ética y el estilo hasta límites rayanos con la estupidez. Es el momento en que necesito desfogarme. Así, nace el gran cascarrabias. El gran cascarrabias o de como la vida moderna nos hace decir tonterias. Estas son las mias, dichas para mi mismo. Si te gustan, de acuerdo. Si no, pues tambien. Y si me insultas, tu más. Hago mia la frase de W.C. Fields: "Dicen que soy xenófobo. Se equivocan: odio por igual a todo el mundo"

lunes, 7 de mayo de 2007

El cosmopolitan como oráculo social



Me pasa un amigo una de esas chorradas que van por la red, una de tantas, una de miles, una de esas millones de estupideces que hacen que nuestra productividad se vaya al carajo.

Lo cierto es que hace años que no hago caso a esos powerpoints con brasileñas mostando el parrus, correos lacrimógenos pidiendo que reces por la salvación del mundo, peticiones de ayuda para un niño que se va muriendo desde antes de que Tim Berners Lee inventara el word wide web, correos que demuestran sin posibilidad de duda la conspiración de unos anarquistas escoceses en los atentados del 11-M o el último truco para alargar tu pene. Pero hay veces en que el remite, una linea captada al vuelo cuando el dedo se dirige a la tecla supr, o simplemente falta de ganas de trabajar, a que negarlo, me hacen pararme ante un texto supuestamente gracioso.

Y hoy ha sido uno de esos dias. El texto de marras venia a ser un consultorio sentimental dirigido por hombres para la revista Cosmopolitan, y cuyo único fin parece ser que consiste en convencer a las hembras de que la felicidad estriba en chupar una buena polla y tragarse lo que de ella salga.

Hasta aqui, lo normal (¡animalicos!).

Pero despues, tratando del tema con una buena amiga, me dice que es un hecho comprobado y considerado incluso por las oficinas de control de la distribución, que los hombres leen tambien el Cosmopolitan. Imagino que tambien el Lecturas, Hola, Diez Minutos, Punto y Labor y cualesquiera otras publicaciones casposas de esas que, no de ahora, sino de siempre, tiene como objeto embrutecer a la mujer. No, no encasillarla en un rol de mama pato que cuida a sus patitos, sino embrutecer: el jurgol hace gilipollas a los hombres y las revistas del hígado (eso no es corazón) a las mujeres.

Saber que tambien hay hombres no zerolizados que leen estas majaderias me hace explicarme el porqué hay tanto mamarracho en nuestra sociedad: estan sodomizados mentalmente por la progesterona y la testosterona: jurgol y revistas impresentables al tiempo deben tener un efecto parecido al de una lobotomia.

Así, se explica que tengamos estos políticos.

Tenemos lo que merecemos.

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2 comentarios:

A las 7 de mayo de 2007, 11:16 , Blogger Unknown ha dicho...

LA pregunta es... ¿este fenómeno social se da también al revés? ¿las tías leemos las revistas en plan Cosmopólitan de tíos? Porque antes no las había pero ahora... Estoy desactualizada :D

 
A las 7 de mayo de 2007, 11:21 , Blogger El Cascarrabias ha dicho...

Yo creo que tambien se da al reves.

La prueba la tienes en que hay tambien Hoolligans femeninos.

Y en que hoy, por hoy hay tantas ministras como ministros, señal inequivoca de que la mujer puede ser tan gilipollas como el hombre.

Yo le voy a pedir a mi kiosquero que me reserve "La menopausica ilustrada", a ver si me inserto en esta sociedad.

 

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