La copita de la Vela de las narices
Poca gracia me hacía a mi esa carrera de ricachones. Menos cuando Rita convirtió Valencia en una exposición de maquinaria pesada, cortandome la mitad de las calles que yo gastaba y haciendo insoportable el tráfico por el resto.
De impresión ya, cuando se vio como repartía la ciudad entre los cuatro constructores de siempre y el ciudadano de a pie simplemente triscaba hierba en los jardines.
Pero cuando encima la gente pone carita de pena porque no hay viento unos cuantos dias y los barcos no pueden salir... ¡hay que joderse!
Rita: el remedio esta claro: regala a cada Valenciano una lata de alubias y ya generaremos el viento, ya.
Etiquetas: gilipollas, políticos
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