Las chanclas y los horteras
No falla. Llega el verano y todos los cutres, alumnos, profesores y bedeles, se quitan los calcetines y se colocan unas chanclas para que veamos lo jodidamente feos que son sus pies.
Con suerte, alguno se los lava. La inmensa mayoría se dejan oir a kilómetros. Los demás, animalicos, ya tienen bastante con lo que son.
Hoy he dejado las vacaciones aparcadas para hacer un par de recadillos. en un semáforo he tenido que dar un retroceso milimétrico para evitar que uno de esos curasanes de gimnasio atropellara a mi cuerpo mortal cuando, de repente, una señora que venia del pueblo, tal como Paco Martinez Soria pero sin gallinas, ha dado un alarido. Se ve que le habia rozado un dedo que, como no, asomaba de las chanvclas.
Encima la buena seora me ha intentado abroncar. ¡Señora!. Le he espetado. Nadie le ha pedido que muestre sus horripilantes pinreles. No me suelte ahora el sermón de las siete palabras.
Ande, anóteme la matrícula, que me voy.
Etiquetas: gilipollas
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