El Cascarrabias

En la vida civil no digo tacos, soy muy amable, mantengo la ética y el estilo hasta límites rayanos con la estupidez. Es el momento en que necesito desfogarme. Así, nace el gran cascarrabias. El gran cascarrabias o de como la vida moderna nos hace decir tonterias. Estas son las mias, dichas para mi mismo. Si te gustan, de acuerdo. Si no, pues tambien. Y si me insultas, tu más. Hago mia la frase de W.C. Fields: "Dicen que soy xenófobo. Se equivocan: odio por igual a todo el mundo"

jueves, 3 de febrero de 2011

Me hago viejo...

Sí, sin dudarlo. Ayer fui más consciente que nunca.

A las ocho de la mañana, recién llegado al campus, observo en mi paseo hasta el despacho como entran en las clases los alumnos con aulas en planta baja. El primer impacto me lo llevo con el contraste de una joven profesora, con una minifalda tan breve que las putas del puerto dirían que es un cinturón, mientras sus alumnas iban totalmente cubiertas, como correspondía al fío del carajo que hacía.

Estupefacto, me dije: ¡te haces viejo!. Es normal. (Normal estadísticamente hablando, esto es, es lo más corriente, porque si tomamos el término etimológicamente y vemos que viene de norma, ya no tanto, pero...)

Pasa el tiempo y tengo que volver a cruzar el campus. Nuevo impacto. Dos alumnas, con a, conste en acta, retozando en la hierba y buscando el sabor de sus respectivas anatomías con ese órgano gustatorio llamado lengua. De nuevo, la reflexión: te haces viejo, cascarrabias, es normal, no tendría que llamarte la atención.

Acaban las clases y me voy a tomar un café con un camarada y sin embargo amigo. De camino a esa charla cargada de libros e historia me encuentro con un tipo con la cara tatuada. Como un sioux, pero indeleble. Atontamiento de nuevo, me quedo mirándole hasta que me doy cuenta de que cree que lo que busco es bronca y sigo mi camino. De nuevo a solas con mi propia intimidad, me repito: ¡viejo! ¡no sabes diferenciar lo que hoy es normal!.

Y nada más acabar esta reflexión, me veo a otro indivíduo, con trazas de ser europeo, español, a más señas... ¡haciéndose una permanente en una peluquería de chinos, en ese nuevo Sanghai que se ha montado en torno a la calle Pelayo en Valencia!

Los cojones... si eso es normal ¡paren el mundo, que me bajo!.

Asumida ya mi vejez, la rubrico con el deseo mordiente de liarme a puñetazos con unos cuantos gilipollas que me he topado esta mañana.

Así pues, viejo, cascarrabias, cabreado, enfermo y pendenciero, se despide de ustedes vosotros hasta la próxima entrada de este blog, este que lo es.

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4 comentarios:

A las 3 de febrero de 2011, 13:31 , Blogger Rafael C. Estremera ha dicho...

¡Qué coño te vas a estar haciendo viejo!

Te estás -nos estamos- quedando fuera de juego porque ahora lo que se lleva es lo anormal.

(Bueno, salvo lo de las minifaldas, que por "anormales" que sean no me molestan en absoluto...)

 
A las 3 de febrero de 2011, 15:21 , Blogger El Cascarrabias ha dicho...

Si, si me hago viejo. La prueba está en que hace unos años, esta mañana me hubiera liado a puñetazos y lo he dejado pasar...

Eso si, las minifaldas, sobre todo si el contenido es interesante, siempre son un bálsamo, un generoso báculo de la vejez... me adhiero a la propuesta

 
A las 3 de febrero de 2011, 16:10 , Blogger Rafael C. Estremera ha dicho...

¿Ves lo que te digo? Aún no has llegado al grado de vejez necesario para darte cuenta de que el secreto de cualquier minifalda, debidamente colocada donde se supone que debe estar, es no subir la vista hacia el tercio superior de la portadora. Te ahorras un montón de desengaños.

Por lo demás, no sobran puñetazos para repartirlos a los cubos de pintura andantes, ni a los zerolinos incontinentes. ¡Ya tendrán mejor empleo!

 
A las 8 de febrero de 2011, 15:03 , Blogger Montse ha dicho...

efectivamente, Cascarrabias, "nos" estamos haciendo viejos - dice ella, pensando en lo que es normal y lo que no...

 

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