Para preñar a una puta de ETA

Los cojones con la judicatura española. Decía un alcalde que la justicia era un cachondeo, y dispusieron entrullarle, así que mejor no diré lo que pienso de los jueces en general y como estamento corporativo. Pero si de uno de sus actos.

Hay una puta, tan puta, que decidió ascender de nivel y ser miembro de ETA, y así rizar el rizo púbico del demonio.

Pues bien, esa puta resulta que quiere tener cachorros, o lechones, vaya usté a saber. Y como por el método tradicional, esto es, a base de vergajos, no lo consigue (quizá porque su aspecto es tan desagradable que no hay minga dominga que pueda permanecer erecta ante tan desagradable coño, que imagino lleno de telarañas y parásitos varios dispuestos a pegarte un bocado nada agradable en el glande), pues va y pide permiso para que la preñen fuera de la cárcel.

La tía tiene 47 años o así, y como el sistema de salud pública, entre cambio de sexo y cambio de sexo, no tiene tiempo ni pasta para financiar maternidades más allá de los 40 años, dice que no... pero no importa, pasta para los etarras se saca hasta de los mejores fogones, hasta de los televisivos. Así que con pasta gansa para el mojen y tiempo de vacaciones para recibir el semenazo extra plus donado por algún alma caritativa, quizá ignorante de que condena a su ADN a aliarse con la bicha, el diablo en persona, los jueces han dicho que si, que vale, que cuando nazca, ya le tejerán unos patucos y le darán un peluche.

Con dos cojones. Eso es lo que tenemos.

Ah... si yo tomara las decisiones en el Consejo General del Poder (o Joder) Judicial (o Conejo general, que también se adapta al caso)...

ORDENO

Que a la susodicha la internen en el módulo de reclusos islamistas peligrosos, sector sidosos violentos y sodomitas de más de 40 cms.

En un mes, seguro que la preñan.

Y si no, se puede repetir.