La cocina
Un gilipollas inadaptado, para forrarse, solo tiene que llamar a la tortilla de patatas "deconstrucción de huevos con manzanas de tierra al aceite". O mezclar anchoas, caviar y porex blanco en un plato.
Ya no hay cocineros, los restauradores han dejado los muebles apolillados y se han pasado a los fogones.
A mi, la verdad, eso de que le llamen cosas raras a la cocina, o me den la ración que saciaría a un hamster por el precio que me costaría saciar a un batallón, me toca un poco los cojones.
Por eso, y recordando aquel día memorable en que un cretino intentó servirme un plato de "vaca madura" (y melocotones lechales, digo yo), cuando vi a Santi Santamaría despotricando contra esos aprovechados que se lucran de la idiocia del común de los mortales, casi beso la tele.
Si señor ¡por la tortilla de patatas! ¡por la paella! ¡a la mierda con ese atajo de robaperas que, encima, en un buen número, traga con el mal llamado impuesto revolucionario!
Etiquetas: genios, gilipollas
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