La internete esa
No todo internete es malo malísimo.
Ejemplos a pares.
Uno, distracción. Hace nada celebraban el fin del servicio militar obligatorio. Todos los medios lo ilustraban con un cacho del nodo donde se llamaba a filas a un recluta pelón, destino, África.
Me dio por curiosear, y lo localicé, hoy feliz propietario (ya jubilado) de una joyería en Madrid. De pringado a millonario. Va bien.
Dos. Me entero de que existe un libro que no conocía, sobre deporte y guerra civil. Descatalogado. Pero... lo veo en la red por miseria y compañía. Y, de paso, encuentro libros de mis totems que no tenía, casi todo rarezas o libros menores, donde se limitan a una participación. De todas formas, es un placer encontrar libros que no tengo de Vizcaíno, Palomino o Alfonso Paso. Ya me relamo esperándolos.
Estas alegrías sin internet, se hacen más difíciles.
Etiquetas: mi casa: que pasa
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