Los muertos felices

Un fiestorro normal. Eso era lo que esperaba cuando fui a un encuentro de exalumnos, que hacíamos chopotenta años que habíamos acabado en el cole.

La verdad es que a mi me la sudaba la idea de ir de cena y esas cosas. Soy muy casero, cada vez más, cosas de ser viejo, y no me mola la idea de trasnochar como un jovencito de esos que llevan los gayumbos al aire y la litrona en la mano. Seriedad, señores, que para eso uno es profeuniversitariochachidabutenjamóncamiseta. Vamos, que pensaba dar una vueltecita y a casa.

Aunque mi propósito íntimo, era reencontrarme con gente a la que hace años que no veía. Gente que sí me importó mucho en su día y de los que, típico, la vida con su frio cuchillo de la progresión contínua se va encargando de cortar los delgados hilos que nos unían.

Coño, que calvo, joder que gordo.... pero calla, que lo mismo deben pensar de ti, Cascarrabias. Que si tu te has divorciado tres veces, tu dos, estos ni se han casado... que complejo de raro por estar casado con mi primera mujer y pensar seguir estándolo hasta que me tiren de casa por friki...

Pero bueno... donde esta Jackson... mi amigo del alma... pues no hemos pasado tiempo estudiando juntos (bueeeeno... quitemos el verbo) en su casa....

¡No!. Resulta que murió hace unos años. Y no sólo él. Pepito, Corbino, Garcilupez.... joder... esto parece la crónica de sucesos...

Me da por seguir la pista. Fueron en muchos casos gente que me importaron y mucho, y a mi si me importa seguir recordándolos. Y en el caso de Jackson, localizar a su hermana para darle a toro pasado mi pésame y saber más.

Encuentro a pedagogos, políticas, curas, militares, delincuentes... lo normal, vamos. Pero lo que no encuentro es sentimiento.

¿Raro que yo diga eso. Pues si. Lo que más me jodió, después de saber de la muerte de Jackson, es que me hicieran callar cuando empecé a hablar, a buscar respeto pro nuestros amigos muertos. Que no, coño, que no se lleva. Que el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Que me olvide, que es tiempo de cuerpos danones y disfrutar de la vida. A joderse muertos, discapacitados y desaparecidos.

Pues no, ea, a mi eso no me va. Así que sólo me queda decir, aunque sea en la intimidad de este blog: ¡a la mierda!. Aunque lo intentéis, el espíritu no morirá. Aunque sea en el interior de un corazón tan sucio como el de éste viejo cascarrabias.